¿Qué es la efectividad?
No siempre se tiene claro qué es la efectividad, ni cuales son las diferencias que existen entre efectividad, eficiencia y eficacia. La usamos de forma coloquial y la interpretación suele obedecer al contexto en el que las utilizamos y la mayoría de ocasiones a la que cada uno le da.
Hoy voy a hablarte de las diferencias entre ellas y te explicaré a modo de ejemplo una anécdota que me ocurrió hace algunos años donde se aprecian claramente esas diferencias, vamos a ello.
Tabla de contenidos
¿Qué es la efectividad?
Si nos centramos en lo que nos dice Wikipedia, sería el equilibrio entre eficacia y eficiencia. Pero añadiría que también es la suma de ambas, basándome en lo que Peter Drucker llamó el trabajo del conocimiento. Y aunque en las definiciones oficiales de los conceptos no hay apenas diferencias, Drucker sí hace una diferenciación clara. La efectividad es: “Hacer bien las cosas correctas”.
¿Qué es eficiencia?
La eficiencia es conseguir el objetivo o meta deseada con la menor cantidad posible de recursos. Poniendo siempre el foco en el “cómo” hacemos las cosas. También pondremos énfasis en la calidad, la metodología… “Hacer bien las cosas”, sin cuestionarnos el “que”.
¿Qué es eficacia?
La eficacia es lograr el objetivo deseado, centrándonos en “qué” cosas se hacen. Acciones que nos conducen a resultados, al margen de los recursos que se consuman para ello. Teniendo en cuenta que no siempre son los mejores. “Hacer las cosas correctas”. Para alcanzar el objetivo sin valorar otras cuestiones.
Esto podría llevarnos a derroche de recursos para conseguir un resultado que en ocasiones es difícil de justificar.
Ejemplo de efectividad o no
Te voy a contar una anécdota que me sucedió hace ya algunos años acerca de la efectividad, eficiencia y eficacia. Si lo pienso bien habrán pasado más de 20 años, ha llovido desde entonces, y creo que te servirá como ejemplo.
Por aquel entonces, dirigía una empresa de interiorismo con más de 20 personas y varios equipos de trabajo en distintas obras. Los timing eran muy ajustados pero aun así, cumplíamos con los objetivos en fecha.
Siempre me ha gustado ser realista y marcar un fuelle para imprevistos, que a lo largo de una obra sabes que tendrás. Hay personas que para captar un cliente, dan un plazo que sabe de antemano que no puede cumplir. Yo nunca lo hice. Y os garantizo que era tentador. Porque perdí algún que otro proyecto por dar un plazo realista. En estas ocasiones se lo acababan dando a aquel que les decía lo que querían oír. Aunque después no cumpliera.
Pero yo elegí dar plazos que pudiera cumplir. Con lo que puedo decir que nunca, se fue de los timing previstos. Bueno, alguna obra duró más sin duda de lo inicialmente previsto, pero porque en estas ocasiones se añadían nuevas partidas que no estaban previstas en un inicio. Es común el “Ya que estamos”.
Esto me recuerda la Ley de Parkinson.
“Todo trabajo se dilata indefinidamente hasta ocupar todo el tiempo disponible para su completa realización”
Así que tampoco nos pasemos dando demasiado tiempo, porque ese será el tiempo que necesitaremos. Ahora ya estás contextualizado, así que voy a la anécdota.
Un día, en una reunión con el cliente, en los últimos días de la fase de finalización del proyecto; decidimos cambiar a última hora, el color de una pared, la del cabezal de la cama de la habitación principal. Comunico el cambio a los operarios, y 2 ó 3 horas más tarde, me avisan que puedo pasar a revisar el trabajo, que ya se ha realizado. ¡Genial!
Cuando llego, entro en la habitación, y sí, el trabajo se había realizado con gran eficiencia, rápido y con gran calidad; todo recogido y limpio. Los zócalos perfilados. Muy bien todo. Si recordáis la eficiencia hacía énfasis en la calidad, el “cómo” “Hacer bien las cosas”. Pero en este caso no había sido con efectividad, había fallado la eficacia.
¡NO ERA LA PARED CORRECTA!
He de decir en favor de los operarios que habían traído el cabezal de la cama y ellos entendieron que la pared que había que pintar era donde estaba el cabezal. Pero no, la pared correcta era en la que se iba a colocar el cabezal.
Día para el aprendizaje. Ese día aprendimos varias cosas, sobre eficiencia, eficacia, efectividad y algunas otras que tienen que ver con la comunicación, pero eso no toca ahora.
Como puedes comprobar la efectividad es una cualidad muy buscada y valorada.
Conseguir el objetivo de un proyecto, con equilibrio, entre lo que deseamos lograr y la inversión de recursos, es la meta que todos deseamos alcanzar.
En palabras de Drucker, «no hay nada más inútil que hacer de forma muy eficiente aquello que no debería hacerse en absoluto».
7 Tips para ganar en efectividad
Busca recursos para incrementar la motivación
Primero centrémonos en buscar motivación y recursos para conseguirla. Puedes empezar preguntándote:
¿Qué hábitos son los que me motivan? ¿Las herramientas que utilizo me resultan tediosas o puedo utilizar otras que me hagan sentir más efectivo y motivado?
Fomenta la creatividad
Cuando fomentamos nuestra creatividad en cualquier trabajo que realizamos, estamos poniendo mucho de nosotros mismos. Esto contribuirá a la motivación y paralelamente a la efectividad.
Se proactivo no reactivo
Ya os he hablado en alguna ocasión de la reactividad y la proactividad. Términos que acuñó Viktor Frankl. Un neurólogo, psiquiatra y filósofo austriaco que sobrevivió a varios campos de concentración incluido el de Auschwitz.
Uno de sus libros más conocidos y que siempre recomiendo es el de El hombre en busca de sentido. Una de sus frases que hace referencia a la reactividad y la proactividad.
“Cuando ya no podemos cambiar la situación, tenemos el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”
Así que tú decides, ¿proactivo o reactivo?
Distingue aquellas tareas que son verdaderamente importantes
Aquellas que te acerquen a tu objetivo. Muchas veces nos perdemos en hacer tareas que nos gustan pero que no nos acercan a nuestros objetivos. Y sí claro que podemos hacer tareas que tan sólo sean satisfactorias, pero es bueno saber diferenciarlas y elegir.
Detecta tus ladrones del tiempo y tu responsabilidad
Bueno en principio yo no estoy de acuerdo con ese término, aunque lo utilizo como todos. No hay ladrones de tiempo. Siempre, claro que seas proactivo y no reactivo.
¿Quién es el que decide dedicar un tiempo a una cosa determinada? Tú y sólo tú. Entonces… ¿Quién te está robando? Nadie. Eres tú el que decides dar tu tiempo a algo.
Hablo en términos de productividad. Hay algunos “ladrones en los que muchos caemos” como Netflix, redes sociales, cambiar de tareas constantemente, revisión de email cada vez que nos llega uno, y seguro que se te ocurre algún otro en el que sueles caer.
Si te ha de visitar el médico y tienes que estar 2 horas en la sala de espera, eso no depende tanto de ti. Siempre te puedes ir, pero igual necesitas a ese médico.
Así que ¿Qué puedes hacer en este caso para aprovechar tu tiempo y no tener la sensación que te lo están robando? Seguro que se te ocurre algo.
Realizar reuniones de trabajo justificadas
Nuestra sociedad está padeciendo la “reunionitis” y desde que se ha implantado las reuniones por videoconferencia mucho más.
Cada vez que se plantee hacer una reunión piensa ¿Es necesaria? ¿Se puede tratar el tema de alguna otra forma más efectiva? En caso de ser necesario, pon un tiempo máximo. Y un truco para reuniones presenciales sería hacerlas de pie, son más rápidas.
Implementa objetivos, metas medibles y alcanzables
Tienes otro artículo donde te hablo de distintas técnicas de coaching y te explico cómo plantear objetivos, es el método SMART. Espero que te guste y le saques partido.
Resumen
Cómo hemos visto en este artículo, para saber qué es la efectividad primero deberíamos saber las diferencias que existen entre efectividad, eficiencia y eficacia.
La eficiencia sería el “cómo” hacemos las cosas, poniendo énfasis en la calidad. La eficacia es el “qué” hacemos para conseguir los objetivos, sin importarnos tanto el cómo. La efectividad lo consideramos como el equilibrio y la suma de ambas “hacer bien las cosas de forma correcta”.
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